Posted by : Vaig a Peu miércoles, 12 de abril de 2017

Este humedal, integrado en el conjunto de charcas de la partida ilicitana de Balsares y conectado con las dunas y pinares del Carabassí, es un excelente ejemplo de los marjales costeros que la expansión urbanística ha puesto en peligro. El Clot de Galvany sufrió una grave agresión a finales de los años setenta, cuando fue sometido a obras de drenaje y movimientos de tierra que alteraron su fisonomía. Una promotora pretendía desecar un humedal natural para crear... un lago artificial. La presión ciudadana lo salvó de la destrucción y el Ayuntamiento de Elche se hizo cargo de su recuperación y protección, catalogándolo como Paraje Natural Municipal por acuerdo del Consell de la Generalidad Valenciana de fecha 21 de enero de 2005. Así mismo se halla incluido en el Catálogo de Zonas Húmedas, aprobado mediante Acuerdo de 10 de septiembre de 2002, del Consejo de la Generalidad. En los terrenos del Clot de Galvany existe una interesante formación de praderas dominadas por el albardín y las alcolechas, con ejemplares de juncos que sirven de orla a las comunidades de matorral típicas del saladar, que ocupan la mayor parte del terreno junto a las charcas. Rodeando los distintos cuerpos de agua, los tarays dan paso a la vegetación palustre, dominada por el carrizo, y la acuática, con presencia de importantes praderas de ruppia y potamogeton. Todavía son visibles las antiguas terrazas de cultivo, en las que se desarrolla un pastizal de gramíneas salpicado por ínulas y bufalaga marina, junto a ejemplares de algarrobos y olivos. Existe alrededor de este humedal un conjunto de montes y lomas repobladas en gran parte con pino carrasco, con presencia del espinar alicantino, representante genuino de la vegetación autóctona. Entre las especies más características hay interesantes ejemplares de espino negro, lentisco, efedra y palmito. En estas lomas, en las que todavía permanecen dos bunkers de la guerra civil, está también presente el matorral aromático típico de los montes ilicitanos, con especies tan conocidas como cantueso, tomillo, romero y lavanda. Asimismo, es posible localizar dos tipos (de los cinco descritos en la Comunidad Valenciana) de orquídeas silvestres, una muestra más de la importancia botánica de este singular humedal ilicitano. La fauna está representada por especies amenazadas como la cerceta pardilla, el porrón pardo y la malvasía cabeciblanca, junto a otras como la garceta común y la cigüeñuela. Es posible pasear por el Clot utilizando los diversos caminales trazados, así como contemplarlo desde los observatorios instalados en puntos estratégicos.
CÓMO LLEGAR: Desde Santa Pola llegar a la playa del Varadero.
COMPONENTES: VICENTE, PEPE COVES, JUAN, PEPE CERVERA, VICENTE CERVERA,  DIEGO, JUANJO, TONI ALMELA, PACO QUILES Y JORDI SELVA.

ITINERARIO: PLAYA DEL VARADERO / CADENA / IZQUIERDA / CLOT DE GALVANY / SENDEROS DEL MAR / ERMITA DEL CARABASSÍ / ANTIGUO CUARTEL DE LA GUARDA CIVIL / CADENA / PLAYA DEL VARADERO.

LA RUTA: Con el buen tiempo llegan las caminatas por el litoral costero. Al Clot de Galvany también se puede ir desde la playa de Arenales del Sol, pero todavía queremos pisar el terreno duro y semi montañoso de la sierra de Santa Pola.

Este recorrido de ida y vuelta con pequeñas variaciones, se puede alargar o acortar a la medida de cada senderista. Nosotros iniciamos desde el aparcamiento de la playa del Varadero, conectando por la pasarela de madera con el paseo marítimo.


Siendo este tramo de algo más de dos kilómetros, entre los chalets de primera fila y las pequeñas calitas rocosas, uno de los más concurridos de la zona. A estas horas las playas están vacías, el mar en calma y Tabarca se despierta entre la bruma.

Llegados a la “cadena”, pequeño monumento pesquero, se acaban los chalets y las construcciones. No cogemos el asfalto del Camí del Cap y, dando un giro a la izquierda, nos dirigimos por camino de tierra hacia las laderas de la montaña.

Por detrás de la primera casa que está en ruinas, conectamos un sendero bastante visible y transitado también por ciclistas. Con las últimas lluvias las laderas están preciosas, a rebosar de matorral de esparto, espino negro, lentisco y algo de palmito.


Los desniveles son mínimos, pequeñas subidas para cambiar de carril de sendero. Dejamos atrás el Chiringuito Azul y vemos una muesca en la montaña por la que hace unos días, y por pocas horas, caía una catarata impresionante.


Avanzamos, situándonos debajo del faro de Santa Pola, al que no vemos, pero sí, el arco volado que forma la nueva pasarela del mirador que han construido arriba, y que en una próxima ruta por los barrancos, incluiremos.


Alcanzamos un diminuto rellano donde hay una peana descriptiva de la micro flora y tras elevarnos un poco, comienzan a verse arriba en la montaña las urbanizaciones de Gran Alacant, y por delante, los edificios de Arenales del Sol y el Maigmó.


Pasamos por arriba de la ermita del Carabasí, Ntra. Sra. Del Rosario, y como es normal en semana santa, toda la explanada ha sido invadida por las auto caravanas. Dejamos atrás diminutas pinedas y tenemos encima los edificios playeros.

Clot de Galvany. Encajonado y hundido entre la masificación turística de ambos lados. Cruzamos el asfalto para entrar por el Aula de la Naturaleza, y en la zona recreativa buscamos una mesa con algo de sombra para el almuerzo.

Una maestra está escondiendo pequeños huevos de pascua, como actividad en la naturaleza para los alumnos. Llega el autocar y se acabó la tranquilidad, pero es una gozada verlos formar grupos para localizar los huevos; luego habrá para todos.


Iniciamos un corto recorrido por el humedal que está muy tranquilo, aparentemente parece que hay algo más de agua con las recientes lluvias, pero hay poca actividad de aves, solo en las más apartadas y lejanas.


Contemplamos las charcas desde los observatorios estratégicos, pero vemos pocos ejemplares de aves. Soy de la opinión de que la mayoría de aves se desvían a otros lugares con menos presión urbanística, de gente y vehículos.


Terminamos el recorrido en el que también hemos visto cerca de algunos miradores, antiguos refugios de la guerra civil o casamatas, tiempos atrás, tan frecuentes en la costa santapolera. Cruzamos la carretera para tomar el sendero de llegada.

Lo seguimos hasta pasar la valla que protege las dunas móviles del Carabasí, incluidas dentro del Paraje Natural. Entonces, cruzamos el asfalto bajando hacia el mar, pasando por algunos bosquetes de pinar reverdecidos por las lluvias.


Entramos por la explanada de la ermita, atestada de caravanas, algunas de ellas muy lujosas. Comenzamos a caminar paralelos al asfalto pero metidos por los trazos de senderos entre las barandas de madera que impiden que los coches aparquen en las rocas.


Es un trazado entretenido con vistas al mar, a las diminutas calas rocosas donde ya hay gente, y al espolón montañoso que forma el cabo de Santa Pola, con su faro en todo lo alto y las visibles curvas del nuevo mirador.


Por la zona del Bancal de la Arena pasamos por delante del antiguo cuartel de Carabineros donde actualmente se encuentra el Centro de Investigación Marina, con pequeñas exposiciones sobre temas marinos.


Arribamos a la “cadena” cerrando este alargado círculo y entrando de nuevo en el paseo marítimo mucho más concurrido. Entre los edificios distinguimos la Torre de les Escaleretes, popularmente conocida como Torre del Moro, y cerramos la ruta en la playa del Varadero.
RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 18,5 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 04:35 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 25 M. (Llegando al Clot de Galvany)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar)
DESNIVEL POSITIVO: 170 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 160 M.
DIFICULTAD: BAJA.

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