Posted by : Vaig a Peu jueves, 14 de septiembre de 2017

Kirkjubæjarklaustur es un pueblo en el sur de Islandia por la circunvalación 1, el primer pueblo que te encuentras después de conducir a través del vasto deshielo glacial de Mýrdalssandur . Es pequeño y encantador con solo 120 habitantes. El nombre del pueblo, Kirkjubæjarklaustur, es tan largo ya que en realidad son 3 palabras unidas entre sí - kirkju = iglesia, bæjar = el genitivo de una granja o pueblo, y klaustur = convento. Los islandeses usualmente se refieren a Kirkjubæjarklaustur como Klaustur para abreviar. Estos nombres datan del año 1186 y los nombres locales cuentan una historia de ese momento. Hubo un convento benedictino en Kirkjubæjarklaustur desde 1186 hasta 1550. Systrafoss es una hermosa cascada justo en el medio del pueblo. La palabra islandesa systur se refiere a las monjas que vivían en el convento de Kirkjubæjarklaustur. Systrafoss es especial ya que hay dos cascadas iguales una al lado de la otra, casi cayendo como dos ríos blancos por la ladera de la montaña. El río Fossá cae en cascada desde el borde de la montaña en el lago Systravatn hasta la grieta de Fossárgil. 
La fuente de la cascada es el lago en la cima de la montaña, Systravatn o el Lago de las Hermanas. La cascada está "alimentada" por el desbordamiento del lago.
Sobre el origen del nombre del lago y la cascada, cuentan las leyendas que: "Por encima de Kirkjubær encontrará una hermosa ladera de la montaña con hierba verde hasta su borde. En lo alto de esta montaña se pueden encontrar grandes pastizales alrededor de un lago llamado Systravatn - Lago de las Hermanas, ya que dos monjas del convento fueron allí, ambas juntas o por separado. Se dice que un peine dorado inusualmente hermoso se extendió desde el lago, y una de las monjas se adentró en el lago en un intento de alcanzar el peine dorado, que resultó ser demasiado profundo, por lo que se ahogó. La otra monja también quería tener el peine, pero no sabía cómo hacerlo .Finalmente, vio un caballo gris oscuro junto al lago y decidió tomarlo y montarlo. El caballo era tan grande que la monja no podía montarlo ( los caballos islandeses son más pequeños que otros caballos RHR ). El caballo se bajó o se arrodilló. Lo montó en el lago y ninguno de ellos, la monja, el caballo y el peine, se han visto desde entonces. Debido a esto, el lago ha sido llamado Lago de las Hermanas ".

Hoy también tenemos un día espectacular y repleto de lugares para visitar, quedan pocas jornadas y queremos verlo todo. Anoche me quedé con ganas de ver la cascada que tenemos a los pies del albergue, así que he madrugado y la visito en solitario.

El nombre de la cascada es Systrafoss, la cascada de las monjas. Al inicio tiene una pequeña área recreativa con mesas y el sendero comienza a unos metros. Hay algunos paneles casi todos en islandés y algún resumen en inglés.









Antes de meterme en el pequeño bosque hago algunas fotos a la inclinada cascada que parece dividirse en dos chorreras muy juntas en su caída. El sendero surca la herbosa e inclinada ladera con abundante matorral y arbolado.










Según he leído en esta zona crecen los árboles más altos de Islandia, desde luego es un entorno que no he visto hasta ahora, entre los huecos de la vegetación y enormes rocas apenas se puede ver la inclinada caída de la cascada.


Parece que esté en Pirineos por la frondosidad y el precioso sendero que comienza a estar surcado por las raíces de los árboles. Se toma altura con facilidad y entre las ramas se va dejando adivinar el cauce dividido de la cascada.

Hay un pequeño mirador protegido con barandas de madera desde donde ya obtengo mejor visión de la cascada y se adivina la gran roca que divide la cascada en dos brazos. Realmente el agua no cae, si no que se desliza por la rocosa ladera.

El sendero es reforzado ahora por pequeños troncos trasversales que evitan que se desmorone en las lluvias, y efectúa varias rampas en el ascenso. El fuerte sol del amanecer me impide hacer fotos hacia el este, y la arboleda al paisaje.

Poco a poco la altitud superada sobrepasa el arbolado y tengo un hermoso paisaje verde hacia el oeste con una llanura ondulada y el cauce del río Fossà que transcurre junto a unas granjas; en la parte alta grandes rocas sobresalen.

En el último tramo la vereda se inclina mucho más y ha sido reforzada con maderas a modo de peldaños y con luego escalones de piedra. La primera visión es una caseta cuadrada y una estaca roja que marca el sendero.


Arriba, enseguida tenemos el Systravatn, el lago de las monjas o hermanas.  Su tamaño no es muy grande y está ubicado en una amplia llanura glaciar que desagua en el lago, y éste por la cascada Systrafoss  en el río Fossà.










Mientras lo recorro y me acerco con cuidado a la caída de la cascada os relataré una de las sagas que tanto gustan a los islandeses y que impregnan este lugar. En la instrucción he intentado desenredar algunas aunque todas parten de lo mismo.

Hubo un convento benedictino en Kirkjubæjarklaustur desde 1186 hasta 1550 y las monjas solían venir a bañarse al lago. Una vez, dos de ellas se estaban bañando cuando vieron una mano que sobresalía del agua luciendo un hermoso peine dorado.

Otras versiones dicen que era un hermoso anillo, pero el caso es que, se lanzaron al agua para asirse de la mano y coger la prenda, pero se hundieron con ella y nunca hasta ahora han vuelto a aparecer. Desde entonces el lago se conoce como Systravatn.

Comienzo a regresar paulatinamente deshaciendo el mismo camino de subida. El sol, ahora más alto, me permite ver los alrededores del bonito paraje donde hemos dormido. Cargamos la furgo y partimos hacia nuestro primer destino.
ITINERARIO: ALBERGUE / MIRADOR DE LA CASCADA / SYSTRAVATN.
RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
DISTANCIA: 1,2 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 00:30 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 110 M. (Systravatn)
ALTURA MÍNIMA: 25 M. (Albergue)
DESNIVEL POSITIVO: 100 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 100 M.
DIFICULTAD: BAJA.

El Cañón o desfiladero de Fjaðrárglúfur es uno de los parajes más bellos de Islandia y un popular destino turístico. Está ubicado en las tierras de cultivo de Heiði, en el pueblo de Kirkjubæjarklaustur. Iniciamos desde el Parking.

Tiene dos recorrido, uno por la parte baja, por el  cauce del río Fjaðrá que atraviesa el cañón, y otro por la parte alta de los acantilados. Siempre es mejor este último por las espectaculares panorámicas del cañón.

El cañón de Fjaðrárgljúfur es un magnífico cañón con paredes transparentes, de unos 100 m de profundidad y unos 2 km de longitud. El cañón serpenteante probablemente se creó al final de la última edad de hielo.

Posiblemente un lago que se había formado sobre el cañón cuando los glaciares retrocedieron, se vació en una cascada de inundaciones y erosionando las paredes del cañón. Este es un proceso que todavía no ha terminado.

En la actualidad, el río Fjaðrá es un río de aguas tranquilas y cristalinas que se puede cruzar con bastante facilidad por vadeo. Las inmensas paredes del cañón están formadas de palagonita, una alteración del vidrio volcánico.

La parte alta del  cañón está cubierta por un ondulado prado verde que contrasta con el marrón oscuro de las paredes y donde pacen algunas ovejas. El desnivel total es de unos 100 metros muy llevaderos por un sendero bien marcado.

En muchos tramos está protegido por planchas perforadas de plástico que lo mantienen transitable hasta en los días de lluvia. Unas piquetas metálicas con cuerdas delimitan el camino y protegen del precipicio.

Durante el camino hay tres puntos muy definidos para poder observar los tajos del cañón y ver nítidamente el cauce del río Fjaðrá que se desliza entre las altas paredes. En el resto del camino hay que ser prudentes.


El primero de ellos es un rellano protegido solamente por las cuerdas atadas en las piquetas metálicas, hay que procurar respetarlas y no salirse del recinto para obtener las grandiosas vistas de este majestuosos cañón.

El segundo también protegido con el mismo sistema, es como una pequeña lengua que forma una plataforma sobre uno de los riscos de los acantilados, a la que hay que entrar expresamente y salir para continuar el ascenso.


El último de ellos y el más espectacular, es una plataforma metálica en dos direcciones, la primera, más elevada y mirando al fondo del cañón donde vemos el impresionante curso del río abriéndose paso entre los intrincados farallones.













A la segunda se desciende por unos escalones hasta posicionarnos sobre una cascada que se desliza inclinada por el encajonado y angosto cañón formando un alargado canal de espuma blanca realmente bello.










Tomamos fotos desde todas la posiciones. El intenso color verde que nos rodea atenúa la agresividad del paraje y lo convierte en una belleza tranquila y relajante que llena los sentidos. Comenzamos el regreso por el mismo sendero.

Al ser primera hora no hay mucha afluencia de gente y en los miradores ha sido todo muy fluido. La bajada es muy sosegada contemplando la inmensidad del paisaje. Desde el parking nos acercamos hasta el puente.

Desde esta posición vemos el curso del río Fjaðrá salir del cañón, alguna gente ha bajado al cauce pero hoy viene crecido y no se puede vadear. Las paredes del cañón son mucho más impresionantes desde arriba.
ITINERARIO: PARKING / MIRADOR-1 / MIRADOR-2 / MIRADOR-3 / PARKING.
RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
DISTANCIA: 2,5 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 00:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 140 M. (Mirador-3)
ALTURA MÍNIMA: 57 M. (Parking)
DESNIVEL POSITIVO: 130 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 130 M.
DIFICULTAD: BAJA.

Nos dirigimos hacia Vik y paramos para observar un cercano campo de lava, no son los de Eldhraun, pero nos pueden dar una idea de cómo el musgo ha colonizado las coladas de las erupciones volcánicas; por su capa, se puede llegar a saber la época de la erupción.

En Vik, que es la zona más lluviosa de Islandia, nos detenemos a ver una tienda de productos de lana islandesa y regalos, donde aprovechamos para tomar un café. Observamos su blanca iglesia de techados rojos.

Salimos a contemplar el mar y nos llaman la atención  unas singulares formaciones rocosas en un lado y en el otro, a golpe de zoom, un brazo de tierra se adentra en el mar y es atravesado por un increíble arco, Patri nos confirma que vamos a verlos.

La furgo nos deja en el parking que hay al otro lado del cabo de  Reynisfjall, muy cerca de su punta y donde comienzan las famosas e increíbles playas de arena negra de Reynisfjara. Lo primero que vemos al pie del cabo es una enorme aguja pétrea.

Pero al salvar una ondulación arenosa y ver la playa, nuestras miradas se van hacia la derecha donde volvemos a ver la lengua de tierra que se mete en el mar y está agujereada por arcos muy visibles: es el Arco de Dyrhólaey.

Islandia y su naturaleza vuelven a sorprendernos. Primero vamos a pasear por la playa negra y a ver los famosos Reynisdrangar. Comenzamos a dar la vuelta al risco que conforma cabo donde hay una cavidad poco profunda.









A la derecha de esa cavidad se ha formado un extraordinario frontal de columnas de basalto, como un gigantesco órgano escalonado que ocupa media ladera de la montaña. Se puede subir escalonadamente por ellas con mucho cuidado.


Nada más terminar la serie de columnas está la gran boca en forma de semicírculo de la cueva  Hálsanefshellir, cuyas paredes e interior también de origen basáltico. Posiblemente formada por los embates de fuerte oleaje del mar.

No es muy profunda pero desde su interior se consiguen hermosas fotografías de grandes contrastes, las oscuridad interior, la ancha boca y mar y los reflejos del sol que lo oscurecen todo, es un recurso que utiliza todo el mundo.









Seguimos admirando las agrestes paredes del frontal del cabo, menos definidas y arquitectónicas que las columnas, mucho más cortas y sin  ningún orden establecido, es como si su enfriamiento volcánico hubiese sido muy rápido.


Continuamos dirección este rodeando el cabo a pie de playa de arena negra, realmente son pequeños guijarros sueltos; en busca de los Reynisdrangar, pero si miramos hacia el oeste, vemos los arcos de Dyrhólaey que nos esperan luego.


Estas tres rocas monolíticas, entre los 43 y 66 metros de altura, fueron originadas por la erosión del fuerte oleaje del mar del Norte. Junto con el acantilado y la arena negra conforman un paisaje realmente insólito.

Pese a que todo tiene una explicación científica, los islandeses recurren a la mitología escandinava para explicar el origen de los Reynisdrangar. Por eso os dirán que son trolls convertidos en piedra tras ver la luz del sol.








Cuenta la saga, que hace mucho tiempo los trolls Skessudrangar, Landdrangar y Langhamrar,  arrastraban un barco en la costa de Vik se encontraban tan absortos en su tarea que no se dieron cuenta que pronto iba a amanecer y con los primeros rayos de sol acabaron petrificados en medio del mar.








Mitología aparte, la espectacular visión es abrumadora. Quizás no sea la mejor hora para fotografiar, pero es la que tenemos. Los rayos del sol son muy directos y es difícil esquivar los reflejos. Siempre me gusta adentrarme un poco más.















Siempre con un límite de riesgo, me acerco donde rompen las olas de un mar embravecido contra unas enormes rocas. En una diminuta cueva me protejo de los embates hasta que logro encaramarme sobre una gran roca.















Hay algunos fotógrafos con trípodes en espera del momento oportuno. Logro buenas fotos, pero las mejores las consigue Susi, protegida desde la cueva con el móvil, ha conseguido contrastes estupendos, mientras me movía por las rocas.

Comenzamos a regresar por la playa negra de Reynisfjara teniendo como horizonte el arco de Dyrhólaey, pero sin poder evitar que nuestra cabeza vaya girando hacia atrás, para ver los trolls petrificados y la cueva Hálsanefshellir.

Ahora vamos a hacer un corto trekking solo de bajada, desde la plataforma de Dyrhólaey hasta otro parking situado entre las dos playas de arena negra de Reynisfjara, para ello la furgo nos sube a la plataforma y nos recogerá bajo.

Dyrhólaey es realmente una isla que se ha unido al resto de Islandia por las playas y zonas de marisma que la rodean. Desde lo alto, los acantilados nos presentan el salvaje océano Atlántico y la plataforma para recorrer.

Pero si nos damos la vuelta y miramos hacia las tierras altas, veremos el casquete glaciar Mýrdalsjökull, lo que nos recuerda que el Polo norte y Groenlandia no están tan lejos. Iniciamos junto al acantilado con unas vistas sorprendentes.

La zona es una reserva natural protegida que está cerrada de mayo a junio para favorecer la nidificación de las aves que visitan Islandia. Cientos y cientos de Frailecillos, gaviotas árticas, fulnares y otras aves boreales vienen a reproducirse.

Este era otro de los magníficos lugares para observar frailecillos, pero ya han regresado. Cerca tenemos el faro Dyrhólaeyjarviti, construido en el siglo XX y que funciona de manera autónoma. Ha sido convertido en casa rural.














Desde el acantilado podemos asomarnos para tener una profunda visión de la infinita playa de Dyrhóafjara, también de arena negra, donde baten incesantes las olas, dejando una interminable estela blanca de espuma.

La plataforma donde está situado el arco de piedra se eleva hasta los 120 metros de altura lo que permite una vista de las playas aledañas y del océano bravo que castiga esta zona de Islandia. Observamos el fabuloso arco de Dyrhólaey desde las alturas.

Está prohibido y cortado al paso el acceso a la roca del arco. Iniciamos el descenso por un camino de tierra que serpentea por la ladera de la plataforma dándonos grandiosas vistas al cabo Reynisfjall y los trolls de Reynisdrangar.

El desnivel es tranquilo y sosegado por lo que resulta un paseo muy agradable y con unas panorámicas inigualables. Estamos teniendo mucha suerte con el tiempo y estos paisajes son una maravilla disfrutarlos con sol.

Nos vamos acercando a la parte baja del arco de Dyrhólaey, siempre delimitada por las cuerdas, y nos ofrece otra visión diferente del agujero del arco. Al mismo tiempo observamos las distintas formaciones rocosas que flotan en el mar.










Prácticamente por terreno llano nos vamos acercando hacia otra pequeña plataforma situada en un saliente de tierra y que han convertido en un mirador con una posición distinta al famoso arco y a una pequeña playa que los une.

También tenemos miradas hacia el este con la playa de Reynisfjara y los trolls, a la loma con el faro y por el norte el casquete glaciar Mýrdalsjökull. Con lo que cerramos la ruta llegando al parking. De nuevo en la furgo.
ITINERARIO: INICIO / ACANTILADOS / FARO / BAJADA / VISTAS / MIRADOR / MIRADOR PLAYA / ROCAS / FINAL.
RECORRIDO: LINEAL, SOLO BAJADA.
DISTANCIA: 2,8 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 01:05 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 133 M. (Inicio plataforma)
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar)
DESNIVEL POSITIVO: 28 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 148 M.
DIFICULTAD: BAJA.

En poco tiempo llegamos al parking junto a la zona de acampada de la cascada de Skógarfoss. Haremos un corto trekking ascendiendo por la loma hasta un mirador, aunque nosotros la prolongaremos un poco más.


Hoy es un gran día por la espectacularidad de las actividades que estamos haciendo acompañados de un sol espléndido. La primera visión de la cascada nos quita el hipo, en la estela de vapor que provoca el agua al caer se refleja un arco iris.

Primero nos acercamos a a su base para ver y oír, sí, oír el gran estruendo del agua al precipitarse desde arriba. Y para colmo, el maravilloso arco iris que se forma en el vapor de agua, no es un pequeño reflejo, es un gran arco iris.









Su tamaño abarca todo el cauce de la caída de agua y alcanza una altura de hasta la mitad de la cascada, inverosímil. Sus colores persisten desde cualquier posición que quieras tomar las fotos, es un alago para los sentidos.








La cascada se precipita desde una altura de 62 metros y su anchura es de 25 metros. Al no existir ni edificios ni montes en las cercanías su vista es grandiosa. La catarata de Skógafoss destaca en el farallón que bordea la llanura costera.

El río Skógá rompe un muro de roca saltando por encima de una meseta para caer en una llanura que permite la vista de Skógafoss desde varios kilómetros de distancia. En verano las laderas se cubren de verde esmeralda.

Subimos por el sendero en forma de escalinata para salvar  el vertical desnivel de la herbosa loma. Primero con rellanos contenidos por maderas y luego en la zona más encrespada con barandas y peldaños metálicos.

En Islandia todo está pensado para las visitas con buen o mal tiempo. Cuando alcanzamos el mirador, en una zona privilegiada y protegida, poder ver precipitarse la gran masa de agua que lleva el cauce del río Skógar.

Como en la mayoría de cascadas, Skógafoss cuenta con varias leyendas. La más famosa afirma que tras la cortina de agua se ocultaría un tesoro, dejado por un vikingo, Þrasi Þórólfsson. Los crudos inviernos de Islandia han dado para crear muchas historias.


Después del mirador avanzamos un tramo por un sendero paralelo al cauce del río, que encajonado porta turbulentas aguas rápidas y espumosas. Más adelante vemos cortos escalones que forman los rápidos del río.

Por estos senderos comienzan los trekkings de la zona de las tierras altas de Landmannalaugar. Damos la vuelta e iniciamos el regreso bajando la loma por las escaleras y los rellanos hasta llegar de nuevo a la base de la cascada.








Nos resistimos a irnos y volvemos a contemplar la gran caída y el arco iris que persiste. Conseguimos nuevas fotos que nos harán recordar esta maravilla. Sin dejar de mirar atrás alcanzamos la zona de acampada y el parking.
ITINERARIO: INICIO / VISTAS / FRONTAL DE LA CASCADA / SUBIDA ESCALERAS / MIRADOR / ARRIBA DE LA CASCADA / REGRESO / FIN.
RECORRIDO: CIRCULAR
DISTANCIA: 1,7 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 00:45 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 112 M. (Arriba cascada)
ALTURA MÍNIMA: 10 M (Parking)
DESNIVEL POSITIVO: 73 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 90 M.
DIFICULTAD: BAJA.

Concluimos las actividades y nos vamos a buscar nuestro nuevo albergue. De camino paramos junto a unos paneles informativos que nos muestran una buena vista del volcán Eyjafjallajökull famoso  por su erupción el 14-04-2011, que hizo cerrar todos los espacios aéreos europeos.


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