Posted by : Vaig a Peu sábado, 13 de junio de 2015

Durante los siglos XV y XVI la presencia de calas y abrigos naturales en la Marina Alta la hicieron especialmente susceptible al ataque de corsarios, piratas berberiscos y turcos, que desembarcaban cada vez con más frecuencia, invadiendo y saqueando los pueblos, asolando los cultivos y tomando a los habitantes como prisioneros. La defensa de la época, basada en el control por tropas más o menos eventuales no era suficiente. En la cartografía medieval aparecen en Valencia puntos defensivos con primitivas atalayas, muchas de ellas de la época romana, en las localidades de Peñíscola, Oropesa, cabo de Cullera, cabo de San Martín, Moraira, cabo de Alcodra, cabo del Aljibe y cabo Cerver, un sistema defensivo costero deficiente, anticuado y disperso, claramente insuficiente ante el incremento de los ataques, por lo que el rey Felipe II ordenó un estudio de la defensa del litoral, como consta en los documentos de la época :
"persistiendo los corsarios en fatigar los lugares marítimos de la costa de nuestro reino, favorecidos de los llamados cristianos nuevos, vino Orden del Rey Felipe II que en toda ella, de tanto en tanto se edificaran torres fortificadas donde estuvieran guardas perpetuas que alertaran y dieran avisos con fuegos y ahumadas, de que si llegaban corsarios, todavía disparasen algunos tiros para que los pescadores se recogiesen".
En la provincia de Alicante, desde la Torre de la Horadada al sur, hasta la de la Almadraba en Denia, se construyeron 37 torres, de las cuales 15 están desaparecidas para siempre y de 6 sólo se conserva la base. Apoyando las torres se aprovecharon y fortificaron los castillos y fortalezas litorales de Denia, La Granadella y Moraira. Por aquella época también fueron reforzadas algunas iglesias convirtiéndolas en verdaderas fortalezas, como las de Jávea, Teulada y Benissa, o la consolidación de muchos recintos amurallados como los de Calpe. En el interior de la comarca también se construyeron una serie de torres y edificaciones fortificadas que, aparte de la mera función de vigilancia, buscaban asegurar el control y el dominio de las fronteras rurales y asegurar el control de las vías de comunicación. Los continuados ataques de los piratas y el creciente bandolerismo obligaron a los propietarios de los huertos de Denia, Alicante, Villajoyosa o Elche a seguir el ejemplo de los agricultores catalanes y sufragar un sistema de alerta y prevención de ataques. Así, castillos, torres de iglesias y colinas servían como refugio y vigilancia de la costa. Algunas poblaciones llegaron a formar milicias armadas, siendo muy reconocidas las de Alcoy o las de Oliva.  (Traducción de un texto en valenciano de http://www.auntirdepedra.com/2011/02/les-torres-guaita-de-la-marina-alta.html)
CÓMO LLEGAR: Por la AP-7 dirección Valencia. Antes del peaje de El Campello, salir por la derecha hacia Villajoyosa por la N-332. Antes de entrar a Villajoyosa, llegar al Restaurante Saivini, en el edificio La Vila Domus, frente a la Paya del Paraíso. Suele haber sitio para aparcar.
ITINERARIO: INICIO / DERECHA / IZQDA. IDA Y VUELTA / REFUGIO / CUMBRE / BAJADA / DERECHA / CARRETERA N-332 / MONTÍBOLI / PLAYA DEL PARADÍS / FINAL.
COMPONENTES: VICENTE Y PATRO.

LA RUTA: Hoy hemos elegido una ruta que comienza y termina en la playa Paraíso, en Villajoyosa, muy cerca de la Caleta y de la Torre de Guaita del Xarco, pero que transcurre por el interior, entre pequeños montes de baja altitud poblados de pinar de poco porte, dada la aridez del terreno.

Iniciamos por la derecha del restaurante, para enseguida pasar por debajo de las vías del tren y tomar un camino de tierra que nos aleja de la barrera de edificios turísticos y el mar. Todavía no estamos en campo abierto puesto que tenemos que superar otros obstáculos muy cercanos.

El siguiente paso subterráneo es por debajo del carril  que une la Autovía AP-7 con la N-332. En el otro lado tenemos a la vista distintos y puntiagudos montículos, algunos coronados por diminutas muelas, sin apenas arbolado en sus laderas. Lindamos con la valla de una finca ecológica cuyos plantones están dañados por las plagas.


El próximo impedimento es la propia Autovía AP-7, por lo que el camino hace unas curvas para encarar un estrecho y largo túnel de tubos cuadrados por el que pasamos. Ahora sí estamos en campo abierto. Hoy tenemos un día raro, no hace mucho calor, pero el cielo no está limpio, hay como una bruma que lo enmaraña.


Comenzamos a elevarnos suavemente por antiguos caminos de herradura, tomando unos y dejando otros, si no se conoce la zona el GPS se hace imprescindible. Tenemos vistas borrosas del litoral, con la Torre de Guaita del Xarco, cerca de ella haremos el regreso. El resto son pequeñas lomas de matorral, como dunas fósiles.


Tras un repecho, marchamos junto a una acequia sin agua y una balsa semivacía, se ven pocos campos de cultivo exceptuando algunos cítricos. Entre la greña de nubes distinguimos la gran mole de Aitana. Enlazamos con un camino marcado como PR, que poco después dejamos elevándonos por la derecha.

Entramos en el Barranc de Alfondo de Salomó, de poco calado, y poblado de pinos de menor tamaño, la carencia de lluvias afecta a su frondosidad. En ligero ascenso el cauce serpentea entre antiguas zonas abancaladas en total abandono, con derruidos muretes de piedra seca y restos de algún corral.

Salimos del barranco por la izquierda hasta alcanzar un camino que nos sigue subiendo. Poco después tenemos marcado en el GPS un desvío a la izquierda de ida y vuelta. Caminamos paralelos frente a una sierra algo más elevada y poblada de pinos a la que nos unimos en un rellano.


Quedamos prendidos al toparnos con una caseta construida con piedra seca, pero con un diseño excepcional que recuerda a un Gaudí rural. Delante tiene un pequeño horno árabe y detrás una barbacoa, con chimenea interior y tres tumbonas de playa. Está cerrada y bastante cuidada.


Subimos el declive de la sierra y transitamos por su cresta hasta su punto más elevado. Es nuestra cumbre de hoy, 237 metros, y en el mapa no tiene nombre. Las vistas siguen siendo borrosas y difusas a Aitana y algo más claras en litoral con la Torre de Guaita. Regresamos por el mismo camino al trazado principal.

Rodeamos la otra sierra por la umbría en los pinos, entre senda y caminos muy transitados por ciclistas, según las huellas de sus rodadas en la tierra, porque hasta ahora no hemos visto ninguno. Pasamos junto a una conejera para llegar a un rellano cerca de su cumbre (284 m.), aunque no la subimos.

Por la derecha, asomarse hasta ver una senda que desciende, cuesta verla, pero una vez en ella se va reafirmando. Es un bonito recorrido que nos permite contemplar un terreno accidentado con numerosos montes pero de poca altitud. Decidimos almorzar a la sombra de unos pinos.

Reanudamos la bajada alcanzando una torre eléctrica y seguir hasta un camino de cemento en las cercanías de una casa de campo. Por fin tenemos una vista, aunque tapada por las nubes, del Puig Campana. Proseguimos bajando por la derecha, de frente a un chalet en la ladera.


El camino hace varias curvas cerradas hasta entrar en el Barranc de la Aigüeta. Vamos cerrando el círculo de la ruta. En el lecho del barranco hay varias fincas, una de ellas es una yeguada, fuera de las cuadras hay dos potros preciosos, uno de pelaje blanco inmaculado y el otro blanco y alazán.


Nos unimos al Barranc del Xarco y marchamos hasta cruzar por debajo de la Autovía y llegar a la N-332 junto a una Venta actualmente cerrada. Debemos caminar unos 300 m. por el arcén de la izquierda, cruzar la carretera con cuidado, y andar unos 900 m. por la carretera de servicio.

Giramos a la derecha para entrar en el barranco que desagua en la Playa de la Caleta. Es un barranco destartalado, sin ninguna vistosidad; en la ladera de la izquierda han quedado paralizados por la crisis varios chalets de lujo a medio hacer. Hay que tener valor para venirse a una árida ladera de complicado acceso al mar.


Nos decepciona tener que cruzar las vías del tren sin paso a nivel. Salimos a las pistas de tenis en la zona trasera del Hotel Montíboli. Rodeamos las instalaciones por la izquierda para subir a la parte alta junto a la entrada del hotel, y bajar por la calle de la urbanización, ya con vistas al mar.

Dejamos atrás los aparcamientos y por uno de los carriles llegamos a la Playa del Paradís. El día ha mejorado, pero pese a ser la hora del baño hay muy poca gente. Por una corta calle aledaña arribamos a nuestro coche cerrando la ruta. Sencilla técnicamente, pero requiere el uso del GPS.

RECORRIDO: CIRCULAR.
AGUA EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 18,1 KM.
TIEMPO: 04:40 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 267 M.
ALTURA MÍNIMA: 0 M. (Nivel del mar)
DESNIVEL POSITIVO: 422 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 422 M.

DIFICULTAD: MODERADA.

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